De cara al paciente, un diagnóstico temprano permite clarificar las causas de sus fallos cognitivos y comenzar lo antes posible, un tratamiento adecuado y específico. También hay que señalar las ventajas para las personas que conviven con el paciente pues al tener un diagnóstico precoz a los familiares les permite tener una respuesta temprana a los interrogantes, reduciendo así el estrés, aumentando la seguridad y facilitando una mejor planificación de futuro.

 

El paciente podrá disponer de un programa terapéutico y de estimulación precoz personalizado, que contribuirá desde el inicio de la enfermedad al mantenimiento de la capacidad cognitiva y funcional, se previenen y/o mejoran los trastornos de comportamiento, retrasará la dependencia y mejorará el estado anímico del paciente y las relaciones dentro del núcleo familiar.

 

Desde las primeras manifestaciones de la enfermedad se mejora la calidad de vida del enfermo y sus cuidadores dentro de la familia, y a estos se les facilitará en todo momento el acceso a toda la información y soportes necesarios, así como el apoyo más completo posible.

 

No nos olvidemos nunca que cuanto más aceptación y normalidad social le demos a esta enfermedad más fácil será desarrollar programas y terapias adecuados para facilitar a los que conviven o padecen Alzheimer la calidad de vida necesaria en el día a día.

 

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